miércoles, 10 de marzo de 2021

Atolladero

La primavera murciana llega tempranamente tras las lluvias esperadas. El verde rebrota en los parterres y los pimpollos de las moreras anuncian la buena nueva, esa llegada del sol cálido y amable que otorgará vida y luz a nuestra tierra. Tras el agua el barro será dueño de caminos y campos, enfangado cultivos y dificultando el laboro, esa recogida del fruto húmedo angostado entre los ramajes abatidos por la tormenta. Pero el conocimiento del labrador, su buen oficio, permitirá recogerlo sin dañarlo o procurando infligir el menor perjuicio posible, todo lo necesario para que el consumidor pueda recibirlo en su mesa con todos los parabienes habidos y por haber.

Ana María Martínez Vidal llega con el sol, después de las lluvias, a poner en jaque un gobierno autonómico constituido por su propio partido y el Partido Popular, una alianza que no firmó ella sino su antecesora, la defenestrada Isabel Franco, vicepresidenta y Consejera de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social del Gobierno que su compañera de partido, y Consejera de Empresa, Industria y Portavocía del mismo, acaba de finiquitar con una moción de censura, un órdago a la grande sin precedentes en la historia de la democracia de este país. Enfrente el delfín de Ramón Luis Valcárcel, el segundo al mando, el presidente Fernando López Miras, un joven inexperto sin apenas trayectoria profesional que fue aupado en el cargo por otro defenestrado, el imputado Pedro Antonio Sánchez, y que ocupa la sede de San Esteban gracias a los votos de Ciudadanos y VOX pues el ganador de las elecciones de 2019 fue el PSOE de Diego Conesa, hoy portavoz de la oposición de la Asamblea murciana.

El Jaque Mate supone un revulsivo para la gobernanza regional, un hecho acaecido tras la negativa del Gobierno de dirimir responsabilidades en el llamado VacunaGate (los altos cargos regionales vacunados indebidamente y cuyos nombres pedían al Ejecutivo) y por la imputación del Partido Popular en querella criminal al Concejal de la ciudad de Murcia, Mario Gómez, por revelación de secretos del ayuntamiento murciano ante la Policía Nacional, una presunta trama de corrupción en la contratación del Ayuntamiento que presentó ante la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) el 19 de octubre de 2020. 

El todavía presidente comparecía en rueda de prensa a las 14:30 del día de hoy. Con gesto hosco, tapado por la mascarilla y mirada abatida, López Miras se dirigió a los murcianos en lo que supongo será su última intervención como dirigente regional. Con frases como "Por un interés personal se facilita que la izquierda asalte las instituciones", señalaba a la dirigente naranja como la responsable directa de la fractura del Gobierno sin tan siquiera reconocer, como aseguraba Martínez Vidal, que todo se debe a la falta de lealtad institucional que debiera a su compañero de Gobierno, a esa falta de transparencia a la que aludía la Portavoz y que le ha costado la gobernanza al Partido Popular.

En Madrid, el Efecto Mariposa ha desencadenado la disolución de la Asamblea por la presidenta madrileña esta mañana ante una hipotética moción de censura de sus adversarios, moción presentada por los grupos Más Madrid y PSOE tras la firma de Díaz Ayuso ante el Consejo de la Asamblea. "Me he visto obligada a tomar esta decisión por el bien de Madrid y de España", afirmaba la expresidenta madrileña en la rueda de prensa.  Los tiempos corren, y seguramente serán los servicios jurídicos los que tengan que intervenir para aclarar cuáles son los que prevalecen, si la disolución o la moción. 

Por otra parte, en Castilla y León, el dirigente socialista Luis Tudanca, ganador de las pasadas elecciones autonómicas, acaba de inscribir otra moción de censura en el Parlamento castellano para devolver el gobierno al partido ganador y acabar con la prevalencia del Partido Popular, en la presidencia gracias a los votos de los diputados naranjas, algo que, de momento, no se ve muy viable por la afirmación del responsable de Ciudadanos en la región, Francisco Igea, en que mantendrá el pacto firmado con los populares.

En la mayor pandemia del mundo civilizado conocida hasta ahora, los políticos regionales españoles elegidos por el pueblo se inmersan en un atolladero de consecuencias imprevisibles. En juego, la vacunación de la población y la gestión de los 140.000 millones de euros concedidos por Europa para combatir los desastres laborales y sociales de la COVID, salud y economía para una ciudadanía que asiste como convidada de piedra ante unos hechos de los que dependerá el futuro más próximo. 

De momento luce el sol en la región de Murcia.

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