José Molina Molina defendió a la ciudadanía frente a los políticos
La emoción es lo que nos despierta del letargo; es el sentimiento que nos une colectivamente ante la injusticia vivida de nuestros conciudadanos, aquello que nos identifica solidarios frente al abuso del poder político, que nos impulsa a dar un paso al frente en la defensa de lo público superando el miedo a la represión estatal y su violencia "legitimada" creando un frente común, una comunidad basada en el compañerismo, el mecanismo fundamental para superar el miedo, el umbral fundamental que deben cruzar los individuos para comprometerse en un movimiento social que exige la realización de un proyecto de acorde con la realidad ciudadana, lo pedido por el pueblo afectado por la decisión política contraria a lo aprobado anteriormente.
Según el sociólogo Manuel Castells, un movimiento social empieza con la transformación de la emoción en acción. Las emociones más importantes para la movilización social y el comportamiento político son el miedo y el entusiasmo. Los individuos se muestran entusiasmados cuando se movilizan por un objetivo que les importa. Por ello, el entusiasmo está directamente relacionado con la esperanza, ingrediente fundamental para apoyar la acción de búsqueda de objetivos. Cuando el individuo supera el miedo, las emociones positivas se imponen a medida que el entusiasmo activa la acción y la esperanza anticipa la recompensa de la acción arriesgada.
El problema del soterramiento del AVE a su entrada a Murcia capital mantiene a un barrio entero en lucha, a familias movilizadas día a día en defensa de una petición que fue aprobada por el gobierno español y que, años después, ha sido transformado por otro gobierno en un proyecto que hay que acabar de cualquier manera en base a unos supuestos réditos electorales del partido en el poder.
Tras cien días de movilización continua, la Plataforma Pro-Soterramiento continúa con sus movilizaciones frente a las fuerzas de seguridad del Estado que protegen las obras ferroviarias de las actuaciones de violentos, intimidando a una población que, día tras día, tiene que llevar a sus hijos al colegio o abrir sus negocios ante la presencia de policías armados en una especie de estado de excepción inimaginable en un estado democrático.
Ayer, martes 19 de diciembre, dentro de las actividades que organiza la Plataforma se celebró una asamblea en los salones del Centro Municipal San Pío X con la participación del presidente del Consejo de la Transparencia de la Región de Murcia, José Molina Molina, murciano y habitante que fue del barrio del Carmen.
Después de la presentación que hizo del ponente el presidente de la Plataforma Joaquín Contreras, Molina hizo un alegato a la movilización, al movimiento social como única respuesta ante la negativa gubernamental de respetar los derechos de una ciudadanía que exige un trato de respeto frente al abuso del poder político, aquel que, legitimado en las urnas, pretende por todos los medios salirse con la suya ante el llamado "interés de la mayoría". Tenemos que salir del miedo para combatir la injusticia unidos, todos a una, en la consideración de la exigencia ante el desafío gubernamental que desoye a un barrio humillado tras un muro que le separará de la ciudad. Hay que pedir a los responsables políticos cuentas de sus actos porque la obra la paga el Estado, la Comunidad y el Municipio, y todas estas instituciones dependen del ciudadano, el beneficiario de las obras, así que es él el único que debe pedir explicaciones sobre los proyectos y infraestructuras de cara al bien público.
Molina hizo referencia a su cargo como presidente del Consejo de Transparencia, una ley esta, la de la Transparencia, de reciente aprobación por el Congreso que no termina de arrancar y que mantiene muchos frentes abiertos en los Tribunales. Hay que dirigirse a los responsables del asunto, atinar en la demanda, y en este caso el máximo responsable de la Comunidad es el consejero de Fomento. Hay que exigir al consejero Pedro Rivera Barrachina que enseñe de una vez por todas al pueblo murciano el proyecto del soterramiento. Así evitaremos dudas o cábalas y despejaremos las incógnitas que mantienen a un barrio y a una ciudad enfrentados por una infraestructura necesaria para nuestro futuro.
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