martes, 31 de julio de 2012

In Memorian

La abuela Encarnación y Diego, su hijo, en el cumpleaños de la abuela, 2005 (jch)

La primera vez que subí a la casa de Cany como entenderéis iba un poco asustado, tenso. Entraba a la casa de mi entonces amiga, hija de uno de los grandes nombres de Murcia, el abogado Diego Ruíz Marín conocido  estudioso de la lengua murciana. Fue la noche de Reyes de 2000, la noche mágica del año en que la familia Ruíz-Maciá celebra con una cena de postín la noche de los Reyes Magos.
Todos a la mesa, vestida para la ocasión, con las hamburguesas de Julia y sus patatas a lo pobre, mariscos, ensaladas... toda la familia sentada, incluídas la Visa y Geroma, y en el postre llegan los Reyes Magos con regalos para todo el mundo: yo también tuve el mío. Os puedo asegurar que la emoción que sentí no puedo explicarla, incluso pasados los años se me enroscan las palabras; espero que lo entendáis, pero sí que os diré que cogí la guitarra de Ginés y me puse a tocar y a cantar por rumbas en agradecimiento: no sabía que hacer!!!. Ahora todos los años espero impaciente la cantinela del "...ya viene los Reyes, con el cagalloón" del cinco de enero, hoy ya, claro es, compartida con esos once nietos (Inma recién llegada a la que su abuelo pudo ver antes de morir) a los que he visto nacer y con los que comparto el amor de sus padres y hermanos.
 
Güertano de nacencia, Diego  fue uno de los accidentados de la Guerra tras el final de la contienda. Con su pandilla de zagales jugando en el día de su Primera Comunión tuvo la mala fortuna de tropezarse con una granada de mano en un solar del pueblo, y tonteando, quitarle la espoleta. A consecuencia del suceso quedó manco y tuerto lo que le dejó impedido para el trabajo en la tierra, así que sus padres, el abuelo Ginés agricultor y la abuela Encarnación deshiladora de capillos, lo enfilaron en los estudios. Iba a Murcia andando desde su Algezares natal, y así como el que no quiere la cosa, terminó el instituto y la carrera de Derecho en la Universidad de Murcia.

de izda a dcha Teresa, Juan, la abuela Encarnación y Diego, 2005 (jch)

Alternaba sus estudios por el gusto de lo güertano; el habla, los bailes, la tierra eran estudiadas por este joven entusiasta de lo propio. Investigador infatigable, leía y releía ensayos y tratados relacionados con el mundo de la huerta, y comenzó a escribir con su mano izquierda sonetos panochos con la jerga de la güerta, palabros de antiguo en desuso que él reivindicaba con valentía como parte del legado cultural de un mundo que estaba desapareciendo en pro de un modernismo social. Fue impulsor y fundador de "El Mermullo de la Cieca" (1987), revista panocha nacida al amparo del Bando de la Huerta murciano que publicó la asociación cultural Almajara. "Panocha de Oro", sus bandos panochos fueron - y son - célebres;  sus escritos y estudios publicados fueron muchos durante su vida, vida que dedicó al ejercicio de la abogacía desde su puesto de funcionario, y a su otro trabajo con las gentes de su tierra a las que siempre ayudó "para arreglar papeles", que luego, en agradecimiento a su labor, le regalaban un conejico o una sera de crillas, de bajocas...

Leyendo un escrito de Diego a su madre, 2005 (jch)

Y Julia, su mujer, la compañera que durante cincuenta años ha estado a su vera; la madre de sus ocho hijos, cinco hembras y tres varones, murcianos de nacimiento que comparten la nobleza de tierra ilicitana por parte de madre, enhiesta y firme como palmera, que le dio a Diego la tranquilidad de la salvaguarda de la casa. Y esos hijos, Cany a la cabeza, Diego, Pepe, Julia, Ángela, María, Ginés y Teresa (y Geroma, la mujer que ayuda en la casa desde que Gino vino al mundo), herederos del talante de sus padres, orgullo de Murcia y Elche, sangre hermanada en estos hombres y mujeres que hoy desempeñan labores de prestigio en la tierra de sus padres.

Julia, con sus nietos, en el bautizo de las mellis, 2005 (jch)

Dedicar un apartado especial a aquel día en el que Diego presentó en el Salón de Actos del Palacio de San Esteban, sede de la Presidencia de Gobierno de la Comunidad Autónoma de Murcia, su obra cúlmen el libro que le llevó más de veinte años en escribir y que se ha convertido en referente del lenguaje murciano, el Vocabulario de las Hablas Murcianas, editado por la Consejería de Presidencia de la Comunidad Autónoma  en el año 2000, un extenso volumen donde el investigador recorre la geografía provincial murciana diferenciando los usos linguales del castellano en las diferentes comarcas; ese día estuve presente junto a mi compañera y su familia.
Siempre recordaré a aquel hombre orgulloso posando para su hijo Diego con su nuevo "hijo" en la mano, fruto de tanto esfuerzo y dedicación; cuadernos escritos y papelajos que amontonaba en su mesa: libros, periódicos, tratados, ensayos... cienes y cienes de hojas de todo tipo y color que solo él sabía descrifar y que anotaba en fichas su contenido, minuciosamente, con datos de nombre, edición, resumen... todo este esfuerzo que al fin encontró acomodo en este trabajo brillante que sirve, y servirá, en los años venideros para las generaciones futuras en el mejor entendimiento de la murcianía.

El dia 27 de julio de 2012 nos dejó; nos dejó su cuerpo físico deteriorado por la edad, pero se fue con el amor de su mujer, de sus hijos y de sus nietos, de sus yernos y nueras que asistieron en todo momento en el trance de ayudarle a superar el paso a ese otro lado de donde nadie regresa en el convencimiento de que su humor y alegría de vivir siempre estará en nosotros, su ejemplo de lucha y decisión en encarar la vida será un referente para los que tuvimos la suerte de conocerlo.

Gracias Diego por abrirme tu casa y tu familia, por permitir "mi ser así que le voy a hacer", por soportar mis desaires y ínfulas de creído churubito, por esa joya que es tu mayor, tu mujer, tus hijos, por tu hermano y tu cuñá, tus sobrinos y a esas personas a las que tengo la gran suerte de tener en mi vida.

Obituario de Pedro Soler
Entrevista en La Verdad, 2008
Libros de Diego Ruíz Marín en Google

5 comentarios:

  1. Qué bonito, José Luis. Como uno de esos ocho hijos, decirte que me ha encantado leer tus letras, así como me gustó no que nos acompañaras, sino que compartieras con nosotros la triste y a la vez gozosa despedida. Un abrazo. Diego.

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  2. Lagrimicas por un hombre qu no conocí hasta ahora, ahora entiendo la nobleza del Gino y de la Cany

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  3. He rectificado unos datos: no salían las cuentas. gracias a todas y a todos.

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  4. José Luis , hasta hoy no sabía de estas palabras ,que me han emocionado por lo bonitas y por lo sentidas , gracias por todo !!

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  5. Hoy, más de ocho meses después de que, como dices, su cuerpo nos dejara, aparecen en mi ordenador estas palabras que con tanto acierto y cariño brotaron de tu alma; las releo, y vuelven a brotar las lágrimas; puedo decir, con orgullo, que soy hijo de mi padre, y que ahora, un tiempo después, la mayoría de esas lágrimas son de alegría, de cariño...qué te voy a decir...

    Un abrazo desde las Murcias.

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