jueves, 3 de febrero de 2022

La batería de Castillitos, un reino de leyenda.

 Como buen turista despistado ajeno a la ruta, la llegada a lo alto de la montaña, tras atravesar la carretera estrecha y angosta en coche, es el premio merecido, aquello que descubres sin saber de qué iba la película. Sí que sabía que había algo gordo ahí arriba, que ya me lo habían advertido -"lo vas a flipar, primo"-, pero uno va sin darse mucho alpiste aunque con la cámara preparada por si hay faena. 

Y entonces lo flipas, primo...



 La batería de Castillitos es un enclave militar defensivo construido en el pico de Cabo Tiñoso, el cabo de nuestra playa de La Azohía, paraje único ubicado dentro del municipio de Cartagena y al extremo de otro de nuestros sitios naturales, el Puerto de Mazarrón. Se edificó a principios de los años treinta del pasado S XX siguiendo el Plan de Defensa de 1926 del dictador Miguel Primo de Rivera -a la sazón general máximo de España por aquel entonces- y se terminó de construir en el comienzo de la Guerra Civil.

La importancia de la base en sí -o de las dos bases, Castillitos y El Jorel- consistía en la colocación de dos cañones Vickers en lo alto de las instalaciones, dos big guns de 381/45 -modelo 1926- fabricados en Sheffield (Inglaterra). Estas piezas alcanzaban de tiro casi los 40 km lanzando proyectiles de acero de 885 k. La cota donde están instalados es de 252,2 msnm (metros sobre el nivel del mar), dando cobertura a la mitad de la dársena del puerto cartagenero -la otra mitad la cubría su gemela, la batería de Cenizas en Portmán-. En la loma de El Jorel, en el extremo de las instalaciones, se instaló la artillería secundaria compuesta por cuatro cañones 15’24 de calibre 45 de la misma casa Vickers -modelo 1923-, instalados a una cota media de 218’40 msnm. Su alcance era de 21.200 m.






Para el desembarco de los cañones hubo que construir y preparar el hoy puerto de La Azohía pues era imposible el manejo de las grandes piezas (solo el cañón mide 17 m. y pesa 80 Tn.) con el material de la época, así que se usó el remolcador El Gaditano, una de las naves más famosas del litoral cartagenero, y la grúa Sansón, otra de las artífices de la modernización del puerto de Cartagena, que fue construida para ayudar a emerger el submarino Isaac Peral. Así se usó también para el desembarco de los cuatro Vickers, dos en Portmán y los otros dos de La Azohía. Para subirlos a lo alto del cerro hubo que construir una carretera al uso que flanquea la ladera; luego las instalaciones, tanto de tropa como de mantenimiento, y los pozos que soportaban las piezas, cañones que subió una locomóvil, especie de tractor y apisonadora, llamada La Coterruela porque su conductor era el Coterruelo (los chismes de la época...)

El reportaje sobre la construcción de la base lo podéis leer, y admirar las excelentes fotos que lo ilustran, en la entrada "Batería de Castillitos" de la web Punto de Enfoque.

La base estuvo operativa hasta 1994 cuando queda fuera de servicio por la aplicación del Plan Norte. Hoy está declarada Bien de Interés Cultural y pertenece al Ministerio de Transición Ecológica

Las primeras inversiones para su mantenimiento vinieron del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino en 2009. La responsable de Demarcación de Costas del gobierno regional por aquel entonces, la funcionaria Francisca Baraza, fue la responsable del destino de los casi tres millones de euros que el Gobierno invirtió en los ocho fuertes militares del litoral cartagenero, obras que consistieron en la retirada de escombros, el cierre de edificaciones que pudieran suponer un peligro para los visitantes, la instalación de barandillas de seguridad en caminos y miradores, la colocación de carteles y cámaras de seguridad en los accesos, así como la reparación de sendas peatonales y la retirada de plantas invasoras.

En diciembre de 2018, el entonces consejero de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca del gobierno murciano, Miguel Ángel del Amor, pregonaba a bombo y platillo una ayuda de 144.969 € del Programa de Desarrollo Rural para su recuperación dentro de las supuestas obras de restauración de la batería con un monto estimado de 362.000 €, cofinanciadas, cómo no, en un 63% por los fondos europeos FEDER. El proyecto consistía en rehabilitar el acuartelamiento para un uso ecoambiental, con una recuperación de las edificaciones para alojamientos, usos colectivos como locales de restauración, salones sociales, aulas y otras peplas, como publicaba La Verdad en su día. Pues hasta hoy nada de nada, monada.

Vamos al tema...

Hay que ir preparado para la excursión teniendo en cuenta la falta de recursos dentro del recinto, esto es, ni fuentes de agua potable ni excusados. Lo primero vestirte con ropa suelta, de algodón y fresca, con un par de capas por si hay que ir soltando lastre durante la mañana, y una buena chupa por si hace levante. Llevaremos un calzado adecuado para las caminatas, aunque con unas zapatillas deportivas sobra pues la casi totalidad del recorrido se hace sobre la carretera asfaltada o entre los pabellones, que cuentan con buenas escaleras -todavía accesibles y en buen uso- para acceder entre las dos alturas de la batería.  

Por lo tanto llevaremos nuestra mochila con agua, servesica fresca o similares, algún refrigerio de esos de medio día, tipo bocata con companaje, y dátiles o frutos secos que nos aporten energía para las dos horas y pico que estaremos dando vueltas por este lugar de película. Yo os recomiendo una buena cámara para fotografiar el litoral entre las dos calas, la una con fin en Escombreras y la otra con Bolnuevo de fondo, un espectáculo impresionante como el que vivimos el otro día, tras cinco días de levante, en el que lució un sol radiante en una atmósfera que olía a romero y pino.








Obviamente, el estado de las instalaciones es harto mejorable. Y qué decir del acceso por esa carretera inadecuada para turistas por donde se entrecruzan  turismos, caravanas y furgonetas con viandantes subiendo y bajando la cuesta, muchos de ellos acompañados de menores y perros, lo que supone un peligro por el estrecho margen de maniobra para los vehículos. La Comunidad debería implementar un acceso como el de Calblanque: prohibir el tráfico rodado por la carretera de acceso a la batería, tanto los fines de semana como en vacaciones, instalando una línea de microbuses que permita al viajero acceder sin ningún problema a las instalaciones y que sea compatible con los caminantes que quieran realizar la subida andando. Evidentemente habría que reparar y habilitar algunos pabellones de la batería para los consiguientes espacios reparadores, tipo baños, cantina, algún puesto de primeros auxilios, al igual que zonas para poder almorzar con la familia con sus contenedores de basura correspondientes. 


 



Hoy está todo abandonado y vandalizado. Pero podría estar peor, sí, y es obvio que gracias al civismo y sentir de la gran mayoría de los curiosos y visitantes que nos acercamos a estas inimaginables instalaciones intentamos cuidarlas para un futuro cercano en que las administraciones municipales, regionales y estatales preparen un plan de actuación para esta belleza sin igual de nuestra costa, un recinto medieval digno de la reina de los Siete Reinos, la mismísima Cersei Lannister, por donde surcaría los cielos la Reina de Dragones Daenerys Targaryen para hacerlo todo mistos... Si los Vickers la dejaran, pero esa ya es otra historia... 


 Fotos: jch


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